lunes, 3 de noviembre de 2008

El Paraiso











Nuestro segundo día en Las Vegas comienza con un madrugón, y subiéndonos a una furgo, que nos llevara a las afueras de la ciudad para allí tomar una avioneta que nos acerque al Grand Canyon, sobrevolamos la presa Hoover, que en su día fue la construcción mas grande de los USA, y sigue siendo impresionante; después de veinte minutos aterrizamos en un pequeño aeropuerto entre un inmenso bosque de pinos, inmediatamente cruzamos hacia el otro lado del aeropuerto para subirnos en un diminuto aparato que aquí le llaman helicóptero, y con los acordes de “beatiful day” de mis inigualables U2, como si el piloto supiera que era exactamente lo que necesitábamos, puso rumbo al marco inigualable que el río colorado a través de 6.000 millones de años ha ido escarbando entre esas llanuras calizas del desierto de Arizona.

Por mucho que os queramos describir, por mucho que nos esforcemos en transmitiros lo que en esos momentos sentimos, es imposible. El Cañón del Colorado se tiene bien merecida su fama de una de las siete maravillas del mundo. El viaje de treinta minutos en helicóptero se hizo efímero ante este espectáculo, y después seguimos disfrutando, a pie, de las emociones y lo espiritual de este encuentro con la naturaleza en estado puro.

Lo demás del día fue, mas neón, mas luces, mas cerveza y mas juego, contraste perfecto para lo que nos había deparado nuestras primeras ocho horas de nuestro ultimo día en Las Vegas.

Al día siguiente, retomamos la carretera hacia nuestra próxima etapa, y dejamos el territorio de Nevada para adentrarnos en el desierto de Mojave, evitamos las autopistas para poder disfrutar en todo momento de las experiencias, que en la medida de lo posible tuvieron aquellos primeros pioneros que se adentraban en esos terrenos desconocidos e inhóspitos en busca de mejor fortuna. Si el Grand Canyon, nos ha marcado el viaje, con un antes y un después, la experiencia del desierto del Mojave y lo que después vendría, no ha sido para menos. El paisaje es de película, con bosque inmensos e interminables de árboles Joshua, y de Yucas mojave, dejamos a nuestra derecha las inmensas Dunas de Kelso, y atravesamos entre las Old Dad Mountains y las Providence Mount. para poco a poco alejarnos del Parque del Mojave, y tomar por unas millas la antigua Route 66, abandonandola en Amboy, pueblo de 8 habitantes, y donde echamos gasolina, en una estación de servicio desierta, y en la que de la nada apareció el gasolinero, que venia de no se sabe donde en un buggie a toda velocidad, al percatarse de nuestra presencia desde la paz del porche de su casa a unas cuantas millas de allí. 

El día iba cayendo y se acercaba el próximo destino,  recorriendo carreteras secundarias y desiertas llegamos al pequeño pueblo de Twentynine Palms, en la época en que Bono, The Edge, Larry y Adam se enamoraron de él. Hoy en día es otro pueblo típico americano, que ha crecido desmesuradamente al abrigo de una enorme base militar. Para los fans, como nosotros de U2, solo tienen que mirar las fotos del Lp “The Joshua Tree”, y ver el Harmony Motel, un coqueto lugar en medio de la nada, donde pasamos una de las mejores noches de nuestra aventura, cenando en el porsche de nuestras habitaciones y bebiendo cerveza hasta altas horas.

A la mañana siguiente:

EL PARAISO

Increíble paisaje el del Parque Nacional del Joshua Tree, creo que para la mayoría de la gente en España es un desierto desconocido sino fuera por el Lp de U2, pero os aseguro que si alguna vez tenéis la suerte de visitarlo, no os defraudará. Para Maripi es su segunda vez y se emocionó como hace veinte años. 

Comprendo que no toméis en consideración mis impresiones ya que desde hace unos días, estoy alucinado con lo que estoy viendo y sintiendo, pero es la pura realidad, no exagero, los cuatro que estamos aquí opinamos lo mismo, es un autentico placer para los sentidos pasear entre los caminos y las rocas graníticas de este desierto, el silencio al escalar a lo alto de una de ellas, y la paz interior que te produce la vista fijada en el horizonte, ojalá pudiera haceros sentir lo que nosotros hemos sentido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo quiero ir, q pasada de viaje!!!
besos

Unknown dijo...

cuando seas padre comerás huevos