El final

Penúltima etapa, dejamos el Parque Nacional de Joshua Tree, y cruzamos parte de California, camino de la frontera mexicana, para aterrizar en San Diego, séptima ciudad en habitantes de los USA, y que ha crecido al abrigo de un hermoso puerto, en una bahia espectacular, donde en 1992 se celebro la XXIX edición de la America´s Cup de vela, edición que por primera vez en la historia ganó un equipo no norteamericano.

Es una hermosa ciudad, pero las expectativas que yo me había creado no se vieron cumplidas, quizá por que el listón está  muy alto, pero aún así disfrutamos de un sol espléndido y unas buenas caminatas por su downtown, nos acercamos a la isla de Coronado y almorzamos en el hotel del mismo nombre, famoso por haberse grabado en sus estancias “con faldas y a lo loco” en la década de los 50, hotel donde hasta diez presidentes de los USA han dormido en sus habitaciones.

Tuvimos la suerte de pasar en San Diego la noche de Halloween, experiencia que sólo se puede vivir con esta intensidad en los Estados Unidos, no os podéis imaginar como estaba la 5th, de gente disfrazada, el ambiente tan extraordinario, y ni un solo botellón por la calle, se ve que solo se desparrama cuando se baja a Tijuana, o cuando vienen a Europa. Terminamos bebiendo cerveza, como siempre en un bar cercano al hotel, con una DJ vestida de colegiala, y sentados con una pareja de cincuentones demócratas hablando de política. Charlie es músico y podéis oirle en www.cdbaby.com/cd/charlieimes.

Después de dos noches en San Diego, vuelta hacia el norte camino de L.A., volvimos a evitar la Autopista y subimos por la histórica ruta 101, que une nuestro destino con San Diego a través de toda la Costa, que sólo dejamos para tomar un tentempié en el cercano pueblo de San Juan Capistrano, que hace la misión numero 17 de las 21 que fundó el español Fray Junípero Serra, bonito y tranquilo pueblo, luego otra vez la 101, pasando por Long Beach, donde esa misma noche, en uno de los puentes que nosotros cruzamos asesinaron a 5  homeless a balazos, aquí ha sido una gran conmoción y se ve mucha policía haciendo controles y en pie de guerra, también se esta buscando por la zona un asesino en serie que lleva asesinadas doce personas, pero son las cosas de L.A.

Nos lo hemos recorrido bastante, y claro parece que en la mayoría de los sitios ya has estado alguna vez. Los Angeles es inmenso, lo cruzan autopistas de 5 carriles por todos los lados y las avenidas tienen mas de 10 millas de longitud, almorzamos en Melrose Avenue, recorrimos las Estrellas del Walk of Fame, paseamos por el Kodak Theatre, cotilleamos por los escaparates de Rodeo Drive, étc. étc. ya os digo, todo te es tan familiar, aunque no la hayas pisado nunca, que causa vértigo.

Estamos alojados en Santa Mónica, cuyas playas fueron los platós de Carmen Electra y Pamela Anderson. Es una ciudad, que a pesar de su descomunal e incómodo tamaño nos parece impresionante y envidiable. Maripi y yo ya hemos mirado una pequeña casa en Beverly Hills, y por supuesto aceptamos donaciones. Nos ha enamorado, a Maripi por segunda vez, y según ella, en lo esencial tampoco ha cambiado tanto en veinte años.

En los Angeles hemos metido dos veces la pata, una yo solo, me he cortado el pelo en una pelu súper fashion, y en mi ingles le dije que solo quería cortarme una pulgada(2,54 cm), pues bien me ha dejado una pulgada de pelo. Y la segunda, fue cenar ayer en un local de un oriundo de Chicago, que en un viaje se enamoró de España y su cocina, y que ha montado un bar de tapas llamado PINTXO, vaya bazofia, deberían encerrarlo para siempre, en la vida me imaginé que se pudiera prostituir de esa manera nuestra añorada comida.

Bueno chicos, nuestro viaje llega al final, no sabéis el mal rollo que entra el pensar que hay que volver, pero todo lo que empieza acaba, y seguro que Volveremos.

Ha sido un verdadero placer compartir estos 21 dias con vosotros, y hablamos prontito. 

Bueno, aquí los que somos de “izquierdas”, estamos súper ilusionados con las elecciones de mañana, y creemos seriamente que vamos  ganar, no sabéis el ambiente que se respira, y lo civilizado de esta gente, en la misma esquina conviven manifestantes de uno y otro partido con total normalidad. Se tiene miedo, porque se cree, que tanto si gana Obama o no, va a ver disturbios, ya sea por grupos de racistas, o de negros deseosos de recordar que este país no ha cambiado, y que un negro, sigue siendo un ciudadano de segunda.

Os queremos y no os hemos echado NADA de menos.